miércoles, 9 de marzo de 2016

Jardín de las Tres Culturas (Monoteístas)



Fuente baja situada en el templete del Jardín islámico

En el Parque Juan Carlos I de Madrid, en pleno barrio de Barajas, Distrito de Corralejos, nos encontramos con “La senda de Las Tres Culturas”, más conocida con su otro nombre: “El jardín de las Tres Culturas”. Constituye este, un lugar desconocido para la mayoría de las personas, por estar situado en mitad de un parque, que por su distancia respecto al centro de la ciudad, se hace prácticamente desconocido para cualquier nuevo visitante.


El jardín de las tres culturas nace como un homenaje a la Conferencia de paz entre árabes y judíos celebrada en Madrid en el año 1992. Está concebido como un espacio que simboliza la convivencia entre pueblos y el respeto a sus creencias y cultura. Esta última, consideradas en todas sus vertientes y religiones, como un aporte y herencia de suma importancia al tratarse, como vemos, de las tres grandes religiones monoteístas, la cristiana, judía (hebrea) y musulmana.


La obra parte desde un círculo (Árbol de la vida) en torno al cual se distribuyen concéntricamente los tres jardines de las tres religiones. Representando la divinidad y perfección en sus formas o la versión de paraíso idealizada según cada civilización, nos encontramos en el recorrido distintas citas literarias como puntos de referencia, pretendiendo así que el viandante medite y reflexione en medio del sosiego y la tranquilidad que este paraje nos infunde.


3 cipreses que simbolizan la presencia de 3 culturas cerca de nosotros

Al entrar, nos encontramos con tres cipreses junto a varias inscripciones, que simbolizan la presencia, en este lugar, de 3 culturas (3 cipreses). A través de un puente, llegamos al punto o círculo central común: El Paraíso. Aquí hallamos un gran portal de acceso denominado: “El árbol de la vida”, remitiéndonos al Génesis de la Biblia mediante una inscripción situada en su parte derecha, además, aquí se hace una descripción del Jardín del Edén, rindiendo culto al árbol como símbolo de unión entre lo terrenal y la divinidad. De este mismo sitio parten cuatro acequias en forma de cruceta (representando los ríos Tigris y Éufrates) y que desembocan finalmente en un estanque semicircular. Un oasis que da paso al origen de civilizaciones ricas, dinámicas y llenas de sabiduría, cuyas aportaciones han dado lugar a prácticamente los conocimientos que hoy día tenemos.

Árbol de la vida o Portón principal al Jardín del Edén

Estanque semicircular donde simbólicamente desembocan los ríos Tigris y Éufrates

El jardín cristiano: Claustro de las Cántigas
Nada más acceder por el portal que nos da acceso al paraíso, encontramos a nuestra derecha el Jardín Cristiano, en cuyo inicio, y tras descender por un camino pedregoso, nos topamos sobre nuestras cabezas con “La Campana”. Una clara representación musical y todo lo que representa para la cristiandad, viéndose igualmente aquí reflejados, los distintos elementos o características propias de la cultura y arquitectura cristiana: la campana, que sirve de llamada a la oración, de purificación, etc., además de formas tradicionales góticas, sirviendo el conjunto en sí, como pórtico de acceso al jardín comentado.

Pórtico con una campana colgante que da acceso al Jardín Cristiano

Tras pasar este, accedemos al Claustro de las Cántigas y, en definitiva, al jardín cristiano. Realizado en memoria de las Cántigas de Alfonso X y sus famosas “Cántigas de Santa María” como advocación a la Virgen, se trata de un pequeño templete que resume en sus partes conformantes la esencia de las catedrales góticas, representando toda esa verticalidad propia de la arquitectura, la ascensión y cercanía con Dios o el sitio de recogimiento y oración que podría venir a significar.

Claustro de las Cántigas en memoria de las "Cántigas de Santa María"

De planta cuadrada y contorneada por una sucesión de columnas que representan la protección del lugar, se completa el escenario en un entorno con pequeños estanques triangulares, 4 concretamente, setos perfectamente recortados y simétricos, varios tipos de arbustos, árboles frutales y plantas aromáticas, consiguiendo completar a la perfección la esencia de nuestra cultura.

Sucesión de columnas alrededor del lugar que representan la protección del sitio

Estanques y distintas plantas aromáticas completan el conjunto perteneciente a la cultura cristiana


Setos perfectamente recortados y caminos simétricos que hacen totalmente geométrico e igualado el lugar

El Jardín islámico: La estancia de las Delicias
Siguiendo de frente y nada más pasar el portal de acceso al Paraíso, entramos en el Jardín Islámico, que representa esa esencia idealizada de Paraíso y donde el individuo se siente en pleno éxtasis. Relajación y contacto entre hombre y naturaleza, son algunas de las características que el lugar evoca. Es, en definitiva, una representación en medio del desierto que pretende dar cobijo, descanso, agua (fuentes) y comida (naranjas) en mitad de la desesperación.

Vista general del Jardín Islámico y del destacado templete central

Los naranjos toman un papel protagonista en esta zona situándose estratégicamente alrededor de la misma

Sigue la estructura denominada, según la idea “Char Bagh” o partición en cuatro partes diferenciadas y basadas en el concepto del universo. Partiendo desde el centro de un templete con arcos de herradura, se sitúa una fuente de la cual emana 4 ríos de “agua”, “vino”, “leche” y “miel”, que transcurren a través de acequias hasta dos tranquilas albercas que aportan intimidad. Las distintas alturas que aquí nos encontramos, la vegetación y la delimitación de la zona por cuatro minaretes que en realidad son palomares, hacen de este un lugar de sosiego y paz.

Fuente situada bajo el templete y desde la cual supuestamente emanan ríos de agua, vino, leche y miel

Albercas donde acaba el agua emanada de la fuente y situadas en zonas de enorme intimidad

El jardín judío: Vergel de granados
En este punto llegamos a la “Tierra Prometida” o Jardín Judío, y en cuya entrada aparece un estanque que se alimenta de la acequia del Jardín del Paraíso superior. En el centro del mismo aparecen dos olivos aislados en mitad del agua, que vienen a representar el paraíso idílico y que terminan de resguardarse por varias murallas que también cumplen la función de diques de contención. Como dato curioso, cabe destacar que los bloques de piedras empleadas en la construcción de la muralla fueron realizados con piedra del mismo sitio donde se encuentra la muralla del tempo de Jerusalén, lo que le aporta mayor relevancia y espiritualidad a la zona.

Parte principal del Jardín Judío con dos olivos en mitad de un estanque que representan el Paraíso Idílico

El agua, los olivos, frutales, arena y piedras o el simbolismo con el desierto forman parte de los elementos religiosos y culturales de esta civilización. Encontramos también una bellísima pasarela recubierta con vides, haciendo referencia a la religión bíblica, donde el vino es un don de Dios, y su abundancia, es señal de bendición. El pueblo judío es, por lo tanto, “la viña de Dios”. Es el vino, una bebida adorada por la religión que, en definitiva, se utiliza de forma abundante en rituales de esta u otras religiones, siendo el caso que nos ocupa, la más destacada, la celebración del Sabbat, entre otras.

Pasarela o galería recubierta con vides como fiel representación al vino y abundancia como dones divinos

Parte del jardín aislada y construida con rocas y piedras del mismo sitio que se obtuvieron las de la muralla del templo de Jerusalén

Fuente central del Jardín Judío en representación de la abundancia del agua, piedras y ríos


Bibliografía y anexos:
Madrid.es. Patrimonio Verde. Parques en Madrid. (2016). El Parque Juan Carlos I. 2016, de Madrid.es.



Anexo 1. Madrid.es. Parque Juan Carlos I. (2016). Plano general del Parque Juan Carlos I. 2016, de Madrid.es.


Parque Juan Carlos I, Madrid. Cartelería del recinto “Senda de las Tres Culturas”. (2016). Senda de las Tres Culturas. 2016, de Parque Juan Carlos I, Madrid.


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