viernes, 8 de abril de 2016

Jardín del Palacio del Príncipe de Anglona


Vista general del Jardín del Palacio del Príncipe de Anglona y la subdivisión en distintas zonas y parterres

Nos adentramos ahora en pleno Madrid, justo en el castizo Barrio de La Latina. En el número 6 de la Plaza de la Paja, y junto a la Calle Segovia, se halla el jardín del Palacio del Príncipe de Anglona, otro jardín secreto de los que estoy seguro, querrás visitar, nada más termines de leer esta entrada.

Única entrada al Jardín a través de la ubicada en la Plaza de la Paja, Número 6

Excursión de turistas en el Jardín atendiendo las explicaciones del guía y rodeando la fuente central

Llegando por la calle Príncipe Anglona, accedemos por una puerta de pequeñas dimensiones situada en el medio de una tapia, que nos hace pensar en qué quizá, aquel lugar sea de uso exclusivo o reservado para determinadas personas. No obstante, al acceder nos damos cuenta que no es así. El jardín se sitúa sobre un terraplén artificial que salva un fuerte desnivel entre la calle Segovia y la calle que hace mención al jardín: la calle Príncipe Anglona, confiriéndole unas características singulares y propias de los jardines colgantes más famosos, en este caso, sobre la calle Segovia.

Trabajadores de la zona descendiendo por la Calle Costanilla de San Andrés

Pareja de señores descendiendo por la misma calle que la anterior en dirección a la Plaza de la Cruz Verde

El jardín del Príncipe de Anglona, es uno de los pocos ejemplos que han llegado hasta nuestros días y que nos muestran con gran exactitud, cómo eran esos patios o lugares de recreo donde pasaban tanto tiempo los nobles de la Corte madrileña de finales del siglo XVIII. Desde 1750 al jardín se le denominó como “sitio sin labrar”, siendo a partir de 1761 cuando su estructura y diseño se vería transformada por el arquitecto Chalmandrier.

Perspectiva a través de los rosales que permite ver la fuente central del Jardín

Turistas extranjeros cargados con guías y traductores encantados con el lugar

Los orígenes del lugar se remontan a la Casa-Palacio que se encontraba junto al mismo y el cual, a lo largo de su historia, tuvo ilustres propietarios. Entre ellos cabe destacar por su importancia, al XI Conde de Benavente, Antonio Alfonso Pimentel y Herrara Ponce de León, obteniendo este último la propiedad por matrimonio con Isabel Francisca de Benavides, hija de los Marqueses de Javalquinto y Villareal.

Debido a los orígenes nobles del lugar, aparecen distintos elementos distintivos como este templete

Parte de la fachada de la Antigua Casa-Palacio restaurada y alquilada para la "Sección de Estadística y Empadronamiento"

Con motivo de la adecuación del Palacio como residencia, en 1802 se realiza una gran transformación para dar cobijo, tras su boda, al XI Marqués de Peñafiel, primogénito de la Casa de Osuna, con María Francisca Beaufort y Toledo. Esta última transformación le daría tanto al Palacio como al Jardín su actual aspecto. Posteriormente, el Marqués será nombrado “X Duque de Osuna”, por lo que abandonaría la casa, pasando a manos de su hermano, Pedro de Alcántara Téllez-Girón, Teniente General de los Reales Ejércitos, Marqués de Javalquinto y por supuesto, el que ahora ya conocemos como Príncipe de Anglona.

Señoras leyendo uno de los carteles informativos sobre el Jardín y situado en su interior

Tal y como se puede ver ahora el jardín, podemos afirmar que su consecución fue obra de J. De Winthuysen en el año 1920, tras ser encargada su finalización por los Marqueses de la Romana. Así, desde 1940 la Casa-Palacio y el jardín sería alquilado a instituciones públicas para terminar pasando en 1978 a titularidad Municipal. Finalmente, en el año 2002, el jardín se abre al público.

Fuente original del Jardín que se hallaba en el centro y que ahora ha pasado a ocupar un segundo lugar

Espontánea fotografiando a una pareja que llevaba un rato paseando por las instalaciones

Alejándonos momentáneamente de la historia y centrándonos en la arquitectura paisajística del sitio, el jardín del Príncipe de Anglona es neoclásico y en su interior nos encontramos con elementos de tradición español-andaluza, con una ordenación en perspectiva que se complementa con el uso de la vegetación y el agua. Tiene una superficie de 500m2 con una marcada geometría en su trazado donde los caminos de ladrillo parten desde un centro en el que se halla una fuente de granito, hacia los tabiques del recinto, terminando de dibujar, junto a unos pequeños setos inferiores o “bojes”, el trazado de su diseñador primigenio: Chalmandrier.

Pareja de turistas extranjeros atendiendo a la información publicada en un cartel sobre El Jardín

Parte de la galería con arco de medio punto que rodea geométricamente el lugar


Frecuentes en los jardines de la época, se presenta un conjunto de árboles de gran colorido y frondosidad como las acacias, plátanos, e incluso higueras que en primavera son capaces de sumergirnos en esa idea de jardín romántico, que se pretendió lograr y que ahora podemos disfrutar. Un efecto que se consigue igualmente con ciertas plantas y arbustos como las Camellias, Lilas, Rosas, Bojes, Bérberis, los madrileños Madroños, etc., o frutales como Granados, Kakis y Almendros.

Paloma posada sobre la fuente central de granito en sustitución de la original, para dar mayor suntuosidad

Bibliografía y anexos:

Rutas con historia. Edad contemporánea. Jardín del Príncipe de Anglona. (2016). Jardín del Príncipe de Anglona. 2016, de rutasconhistoria.es






Madrid.es. Patrimonio Verde. Parques en Madrid. Información turística. (2016). Jardines del Palacio del Príncipe de Anglona. 2016, de Madrid.es.

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