martes, 17 de mayo de 2016

Jardines del Museo Reina Sofía



Vista principal de los Jardines interiores del Museo Sorolla
A tan solo dos pasos de cebra de nuestra anterior visita, nos encontramos frente al Museo Nacional Centro de Arte, Reina Sofía, un ejemplar edificio histórico, que pese a sus dimensiones y dificultades arquitectónicas y estructuras más modernas actuales, ha sabido adaptarse en el tiempo y remodelarse para dar cabida a toda una pinacoteca y una institución cultural a la que acceden cada día cientos de turistas, y más todavía, madrileños, en una excursión que promete empaparnos de las distintas corrientes artísticas y lienzos de personajes ilustres y reconocibles que han aportado su granito de arena al desarrollo cultural español.
Una de las dos fuentes situadas de forma simétrica y en cuyas inscripciones figura el nombre del rey Carlos III

Siendo originalmente el Hospital General de San Carlos, a finales de la pasada década de los ochenta, se decidió su reconversión total, a la par que añadir otro suplemento con nuevos edificios, para convertirse en uno de los mayores museos de arte contemporáneo de España. Cuando el edificio cumplía la función de Hospital, se situaban aquí siete patios diferenciados donde se fundían distintas ramas artísticas y arquitectónicas como el barroco italiano y la tradición escurialense. Sin embargo, y como decíamos, con el paso del tiempo, y las remodelaciones sufridas en su interior y anexos, hoy solo conserva un patio central, pero en el que todavía podemos encontrar algunas esculturas y restos de la arquitectura predominante en los tiempos de Carlos III.
"Aprendiendo de la vida". Ciudadana de origen extranjero aleccionando a un niño

Cuando el visitante se adentra en el museo, lo primero que observará son los largos corredores o pasillos que igualmente discurren a lo largo y alrededor de las plantas de todo el edificio. En estos, observamos cientos de ventanas y cristaleras que dejan ver de forma más que armoniosa, todo un conjunto ajardinado que promete hacer las delicias de aquellas personas que busquen un reducto de paz y sosiego justo en mitad del ajetreo, que de igual forma conlleva estar en uno de los sitios más bulliciosos de Madrid. Si por algo destaca este jardín, es sin lugar a dudas por esa paz que como decimos parece despertar a todo el que se atreve a pasar al mismo. Sí, como lo oyes, digo “se atreve a pasar”, porque además de estar poco señalizada la entrada a los jardines, poca gente se atreve a abrir una puerta que por lo general está siempre cerrada (por la corriente) y que suele ser vigilada por distinto personal de seguridad, que sentado en sus mesas, hacen la labor correspondiente.
Vista del jardín desde uno de los pasillos del Museo en la planta principal

Visitantes del Museo realizándose una "Autofoto" con una parte del jardín como telón de fondo
Sin embargo, cuando te atreves, te das cuenta que no pasa nada, y pasas, descubres un lugar, que en comparación con el edificio de arte contemporáneo, donde apenas hay personas, y que organizado de tal manera a partir de sendas y distintos bancos, nos induce al descanso y a relajarnos con el ruido del agua cayendo de unas fuentes neoclásicas (originarias y permanentes desde la construcción del edificio) en cuyas inscripciones figura el nombre del Rey Carlos III y su año de finalización. Además, y como no podía ser de otra manera al tratarse de un museo, aparecen aquí distintas figuras y esculturas, que como las de Alexander Calder, Joan Miró o Eduardo Chillida, nos permite seguir conociendo nuevas obras de arte, esta vez, al aire libre.
Turista leyendo la inscripción de una de las esculturas de Joan Miró en el jardín. (Pájaro Lunar)

Empezando a llover, esta señora observa con detenimiento la escultura: "Veleta", que gira con los distintos vientos
Esculturas como “Pájaro Lunar” de Joan Miró o la Veleta que se sitúa justo en la mitad del patio, son las dos únicas esculturas que en este sitio podremos encontrar, algo que sin duda alguna contrasta abultadamente con la riqueza y variedad que se halla en el interior de las instalaciones del citado Museo. No obstante, en el entorno de los jardines se respira una cierta esencia cultural y de aprendizaje, lo que te hace sentir en un lugar diferente y que verdaderamente vale la pena ser conocido. Es el conjunto de museo y jardín, lo que le confiere a sitios como estos, una de las posiciones como centro cultural preferido por los madrileños, un complemento ideal sobre todo para las tardes más calurosas de verano en Madrid, permitiéndonos tener un espacio donde refrescarnos a través de las plantas y el agua que aquí abundan, todo ello, acompañado de un ambiente intelectual y cultural más variado que nunca.
Marido fotografía a su mujer nada más acceder a los Jardines del Museo



Bibliografía y anexos:

Revista de Arte. Logopress. (2015). Jardines y terrazas del Museo Reina Sofía. 2015, de Revista de Arte


Esmadrid.com. Web oficial de turismo. Parques y jardines. (2016). Jardines del Museo Reina Sofía. 2016, de Esmadrid.com


Anexo I. Museo Reina Sofía. Plano web español. (2016). Plano de todas las plantas del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. 2016, de Museo Reina Sofía

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