domingo, 29 de mayo de 2016

Reportaje fotográfico: Una rosa de oro en Madrid


Una Rosa de Oro en Madrid

Tanto el Jurado Internacional como el Pueblo de Madrid, premian sus rosas favoritas de acuerdo a sus cualidades



Pareja de visitantes haciéndose un "Selfie" delante de una de las variedades de rosales
Á. LAREDO. / MADRID Construida entre los años 1955 y 1956, la Rosaleda de Ramón Ortiz, o más conocida como Rosaleda del Parque del Oeste, tiene como principal objetivo albergar cientos de especies de rosas tanto silvestres, de invernadero, e incluso la combinación de varias en una sola mediante esquejes, para hacer de su exposición y colocación en distintos parterres, el disfrute que todo madrileño merece en un lugar especialmente recogido y escondido.

Entrada principal a la Rosaleda de Ramón Ortiz a través de la Calle Rosaleda, Nº 2

Situada junto al templo de Debod y el intercambiador Príncipe Pío de Madrid, se halla prácticamente escondido entre la arboleda, un pequeño jardín al que según te vas acercando, comienza a oler al formidable aroma que solo las rosas desprenden y como forma de anticipo ante lo que estarás apunto de encontrarte. Como seguramente muchos conozcan, aunque quizá solo a través de los medios de comunicación, en este lugar se celebra anualmente el Concurso Internacional de Rosas Nuevas Villa de Madrid, el cual es capaz de captar nuestra atención cuando aparece retransmitido a través de estos, pero dejándonos con un mal sabor de boca al no indicarnos dónde se encuentra este fantástico lugar. Sin embargo, y como os venimos contando desde que empezaran las publicaciones en el Blog: “Confidential Garden”, los jardines secretos están dejando de ser tan secretos, y este no lo iba a ser menos.

Rosal trepador inglés en una de las galerías curvas de la Rosaleda
Una rosaleda con raíces europeas

Nada más subir la empinada cuesta de la Calle Rosaleda, justo al lado del Paseo del Rey, hallamos el recinto. Este comenzó su vida como sede del concurso citado el 24 de mayo de 1956, con una inspiración derivada del arte de Cecilio Rodríguez, antiguo Jardinero Mayor de la ciudad, que ya realizó en 1915 una Rosaleda ornamental y que hoy podemos encontrar en el Parque del Retiro de Madrid. Además del ejemplo de este experto jardinero, sirvieron también de ayuda las distintas escuelas y técnicas europeas, además de los jardines similares que por todo el viejo continente se habían realizado. Destacaron, por su belleza y distinción hasta entonces nunca vista, las rosaledas de París (Bagatelle), Roma y Ginebra de finales del siglo XIX y principios del XX, y que recibieron igualmente la inspiración y diseño histórico del Jardín de Rosas del Castillo de Malmaison, con la Emperatriz Josefina, esposa de Napoleón.

Pareja de visitantes de la Rosaleda atravesando otra de las galerías de rosal trepador

Fue finalmente Ramón Ortíz Ferre, también jardinero Mayor de la capital y sucesor de Cecilio Rodríguez consiguió al fin hacer realidad un sueño tan esperado como este y crear en Madrid una rosaleda que consiguiera asemejarse a las del resto de Europa e incluso del mundo para que fuera capaz de igual manera de que participase en cualquier concurso internacional que por el estilo se le propusiese. En la Rosaleda, existen representaciones de las distintas variedades de rosales más importantes del mundo entero, además de españolas y otras subcategorías, permitiendo al visitante o cualquier experto, realizar observaciones o estudios sobre estas en cualquier día del año y a modo de centro botánico, descubriéndonos su evolución y comportamiento durante las distintas épocas estivales y en la latitud que en la que Madrid se halla. Además, y por si fuera poco el reconocimiento nacional del que este lugar presume, recibió en el año 2006 el galardón con el distintivo al “Jardín de Mérito Internacional” (Award of Garden Excellence 2006) de la Federación Mundial de Sociedades de Rodología (estudio de las rosas).

Visitante del jardín fotografiando con su Smartphone una variedad de rosa
2016: Otra rosa nueva

Un año más, se celebra en la Rosaleda de Ramón Ortiz, la 59º edición del concurso “Internacional Rosas Nuevas Villa de Madrid”. En el acto que tuvo lugar el 20 de mayo, los ciudadanos de Madrid, y todos los demás que se acercaron, pudieron votar por su rosal favorito de entre las variedades presentes en el concurso para este año y esta edición, entre los cuales había presentes especies inéditas y cuya comercialización está prohibida, al menos, antes de celebrarse el concurso.

Grupo de extranjeros de origen asiático fotografiando el estanque principal de nenúfares en plena floración

Así, el jurado, que está compuesto por dos jurados, uno internacional, que otorga una puntuación de 0 a 10 por la calidad de la flor, conjunto de planta y flor novedosa, y por último, aquella que tenga mejor perfume, esto último algo prácticamente indistinguible en un lugar donde los aromas de todos los rosales se entremezclan y hacen imposible distinguir el de solo una. Por otra parte, el otro jurado que está compuesto por una Comisión Permanente de especialistas y expertos en el tema, que otorga una puntuación semejante a la anterior pero esta vez por el vigor y homogeneidad de la mata de la planta, flor, refloración, calidad de la flor y resistencia a plagas y enfermedades. Los premios, que van desde el oro hasta el bronce por cada rosa ganadora, certifican el mérito de la planta haciéndoselo saber a su creador, pasando a continuación a formar parte de la exposición permanente en el jardín y la indicación que demuestra quién ha sido la vencedora en cada uno de los aspectos por cada año.

Señora realizando una fotografía a otra en mitad de uno de los rosales

En el Concurso Internacional de este año se han presentado 85 variedades de rosales de 7 países diferentes, lo que ha hecho que la decisión de los jurados esté más complicada que otros años. Sin embargo, ha sido el número 37, un rosal francés, perteneciente al ciudadano homónimo André Eve, el que ha obtenido la medalla de oro tras serle entregada por la Alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, que acompañada de la edil del Área de Medio Ambiente y Movilidad, Inés Sabanés, han destacado en el momento de su entrega “la necesidad de llenar la ciudad de naturaleza”, rememorando recuerdos infantiles con su padre y las veces que se pinchaba cogiendo las rosas y la necesidad de aprender a no hacerlo, comparándolo con la vida en general. Carmena ha señalado igualmente que quiere reforzar todos los huertos escolares y comunitarios, haciendo llegar a todos ellos plantas y flores, y desarrollando consecuentemente aptitudes correctas y empatías hacia la naturaleza, “desarrollando una ética formidable” que redunde igualmente en relaciones sociales amistosas con otras personas.

La Alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, junto a la Concejal de Medio Ambiente y Movilidad, Inés Sabanés antes de entregar el premio de la 59º edición "Rosas Nuevas Villa de Madrid"

Rosal número 37 premiado con la Medalla de Oro y cuyo dueño es el ciudadano francés, André Eve

El colofón del acontecimiento vino dado con el premio a otro de los premios otorgados e incluidos dentro del concurso, el que hace referencia al popular: “Rosa de Madrid” y que se celebra antes del principal. Es aquí donde los visitantes pueden elegir su planta favorita de entre las seleccionadas para presentarse al Concurso Internacional de días más tarde, un evento que logra reunir a miles de personas de todas las edades y vecinos de cualquier lugar de la Villa que disfrutan de un día inundado de flores, colores y aromas de todo tipo y que pueden seleccionar ajustándose a lo que más les guste. Este año, el ganador ha sido Poulsen Roser, de Dinamarca, quien ha conseguido colocarse en un primer puesto de entre todas las variedades presentes, agradeciendo finalmente el apoyo y elección por parte del numeroso público asistente. Otros premios han recaído sobre la mejor variedad española, que lo ha ostentado el rosal de la empresa “Viveros Francisco Ferrer” con uno de tipo “Floribunda”, la de mejor perfume, del francés Richardier, de tipo trepador, entre otros premios secundarios y que reparten las medallas de plata y bronce.

"Rosa de Madrid" elegida por los ciudadanos de la capital antes de la celebración del concurso
Los madrileños, contentos con su rosaleda

Así, mientras el jardín sigue engrosando año tras año la cantidad de especies admitidas y plantadas, y el concurso “Rosas Nuevas Villa de Madrid”, sigue celebrándose, el conjunto empieza a tomar gran protagonismo en toda la ciudad, siendo relevante a nivel internacional como principal competidor de lugares como estos, al menos, con nuestros países vecinos más cercanos del continente europeo. Tal es la importancia de la Rosaleda de Ramón Ortiz en la actualidad, que llega incluso a ser una lástima el lugar tan recóndito donde se encuentra, siendo desconocido por vecinos, incluso, de la zona más cercana, reconociendo que llevando la mayoría de ellos gran parte de su vida viviendo por allí, es ahora cuando acaban de descubrir el jardín, y claro está, con la boca abierta. Es el caso de una de las vecinas, que con total asombro reconocía junto a una amiga suya que llevaba al menos 40 años o más viviendo por allí mismo y que jamás se había percatado de tal esplendoroso lugar, un descubrimiento que estamos seguro habrá agradecido, y que nosotros a través de nuestro blog, intentamos, si no lo sabías, desvelarte con toda la buena intención que cabría esperar.

Pareja de ciudadanos ingleses intentando encontrar la rosa premiada con la Medalla de Oro en 2016

Resguardadas de los poderosos rayos solares, estas dos mujeres observan la Rosaleda y a los visitantes que se paran a mirar las plantas y oler su fragancia

Para ampliar:

Concursorosasmadrid.com. Rosaleda de Madrid. (2016). “59 Concurso Internacional Rosas Nuevas Villa de Madrid”. 2016, en Concursorosasmadrid.com: http://www.concursorosasmadrid.com/

Rutaspangea.com. Viajar en bicicleta. (2016). “La Rosaleda del Parque del Oeste, el jardín de Ramón Ortiz”. 2016, en Rutaspangea.com: http://www.rutaspangea.com/la-rosaleda-del-parque-del-oeste-el-jardin-de-ramon-ortiz/



E. P. (2016): “Los madrileños ya tienen su rosa favorita”, en madridiario.es: http://www.madridiario.es/434176/madrilenos-rosa-favorita

Telemadrid.es. Sociedad. (2016). “Un rosal francés, ganador del concurso Rosas Nuevas Villa de Madrid”. 2016, en Telemadrid.es: http://www.telemadrid.es/noticias/sociedad/noticia/un-rosal-frances-ganador-del-concurso-rosas-nuevas-villa-de-madrid



sábado, 28 de mayo de 2016

Jardín del Museo Sorolla


Perspectiva tomada sobre la fuente del "Primer Jardín" de la casa-museo Sorolla

En pleno castizo barrio de Chamberí, en un paseo o avenida transcurrida a diario por cientos de coches y personas entre el estrés y ajetreo diario que cualquiera se pueda traer encima, aparece casi camuflado entre los pocos árboles y arbustos de la calle, la casa-museo de Joaquín Sorolla, que construida en 1910, fue el alojamiento madrileño del pintor junto con su familia y reconvertido también en museo gracias al Estado y a petición de su mujer, Clotilde García del Castillo, que donó todos sus bienes a este para que se consiguiera honrar la memoria de su marido, demostrando así el gran sentimiento y afecto hacia su persona y al trabajo, pintura y dibujo que realizó en vida y que con tal empresa, logró poner a buen recaudo, siendo hoy en día, la más amplia y representativa colección en conservación. La influencia del pintor se hace notar de una forma evidente sobre los jardines que antes de entrar en su casa nos encontramos, siendo todos ellos acometidos a finales del año 1911 y no concluidos hasta 1918; 7 años durante los cuales el artista plasmó a través de distintos lienzos la evolución de las obras y la vegetación plantada, una verdadera muestra de cambio y apunte cronológico que en vez de ser anotado simplemente escribiendo a mano, Sorolla logró introducir una nueva forma de atestiguar el cambio mediante la pintura.

Pareja de visitantes del museo tomándose una fotografía junto al busto de Joaquín Sorolla
Es en este jardín, donde la tradición de la más pura raigambre andaluza se entremezcla con otros elementos de la época de Troya y las esculturas propias enmarcadas dentro de este periodo. Fue Joaquín Sorolla quien dispuso todo para que en la construcción de los jardines se siguieran sus mandatos y diseños, estos últimos, conservados en el interior de la casa y que muestran el plano arquitectónico de los mismos desde sus orígenes, los distintos elementos que lo configuran en la actualidad y otras propuestas que aunque no llevadas a cabo, sirvieron como método de inspiración para la construcción de lo que sería su proyecto final. Lo que podríamos considerar como zona verde de la casa-museo destinado a su uso como jardín, se divide a su vez en tres espacios bien diferenciados, aunque en cierto modo comparten todos ellos el estilo andaluz e incluso ciertamente sevillano que comentábamos con anterioridad.

Ciudadanos extranjeros descansando y admirando la fuente inspirada en el patio del Generalife
El primero, que lo encontramos nada más acceder por la puerta que inmediatamente da al Paseo del General Martínez Campos, está inspirado por la tradición andaluza y del laberinto de Los Reales Alcázares de Sevilla, quedando reflejada esta última temática y/o tendencia tanto en la fuente central que hace simétrica la configuración del plano del jardín, como en la parte posterior del mismo donde se halla una porción de pared con un banco, ambos azulejados con motivos trianeros y escudos, y un par de pilares con esculturas en su cúspide para dar acceso al siguiente jardín a modo, de la misma manera, de pórtico hacia un diseño distinto.

Porción de pared enclavada en el "Primer Jardín" con azulejos de motivos trianeros
Tras acceder entre las columnas escultóricas comentadas antes, hallamos el segundo jardín inspirado en la Ría del Generalife, destacando los caracteres granadinos y la inspiración en el patio de los Arrayanes traído de la Alhambra, además de otros elementos como pilares y esculturas clásicas e italianas (como el togado romano que observamos justo al final de la fuente andaluza) compradas en su momento por el pintor y colocadas por él mismo a fin de completar la colección en este entorno idílico. Nada más adentrarnos en esta segunda estancia, nos encontramos con la fuente rectangular y alargada similar a la del patio del Generalife o de los Arrayanes comentados con anterioridad, pero que a diferencia de estos, puramente de estética y corte musulmana, presenta una fuente de curiosas minúsculas dimensiones con tres pequeños querubines desde donde brota el agua hacia el resto del canal. Es apreciable igualmente la calma que aquí se respira, siendo el sitio del resto del jardín preferido por la mayoría de los visitantes, quizá también, por la cantidad de fuentes que justo aquí aparecen y por los árboles de mayor tamaño y copa que otorgan gran cantidad de sombra y frescor.

Perspectiva del "Segundo Jardín" de inspiración andaluza y con una fuente de tres querubines
Fuente con inspiración del patio de Los Arrayanes en la Alhambra

El tercer jardín podríamos considerarlo como más sombrío y apagado en comparación con el resto más dinámico, vivo y con decoraciones un tanto ostentosas. Se introduce en este, elementos dispares y que estéticamente vistos por primera vez, podrían parecer enfrentados o anulados sinérgicamente hablando, dando sensación de desorden. Aparece una pérgola italiana y una alberca sevillana con figuras alegóricas o “Fuente de las confidencias” que refleja a dos personas en actitud de contarse cosas lo más cerca posible, y de cuya elección tuvo que optar el maestro de las luces al verse imposibilitado por la estructura de esta planta para construir un jardín de tradición árabe tal y como pretendía, terminando finalmente de hacerse hacia 1917, tras rehacerse en un par de ocasiones entre los años 1912 y 1913. Es así como, los sueños e idas de Sorolla pudieron quedar representados en una porción de Madrid, mostrándonos su impecable legado y arrojando gran curiosidad sobre su figura, queriendo incluso indagar un poco más sobre su vida diaria y trabajo, algo que solo podremos descubrir sin nos adentramos en la que fue su residencia durante años, pero eso ya corresponde a otra temática que quizá no correspondería profundizar en este Blog.

Hombre descansa mientras espera a su mujer e hijos y observa justo enfrente "La fuente de las confidencias"
"Fuente de las confidencias" situada justo en medio de una alberca típica sevillana


Bibliografía y anexos:
Gobierno de España. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. (2016). “Museo Sorolla”. 2016, en Gobierno de España. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte: http://museosorolla.mcu.es/index.html

RODRÍGUEZ, Beatriz (2013): “Jardines secretos de Madrid”, en Metropoli.com: http://www.metropoli.com/salir/2013/08/14/5208e803684341b367000013.html

Esmadrid.com. Web oficial de turismo (Información turística). (2016). “Museo Sorolla”. 2016, en Esmadrid.com: http://www.esmadrid.com/informacion-turistica/museo-sorolla

Jardín del Museo del Romanticismo

Vista general de la parte principal del Jardín del Museo del Romanticismo
Como una nueva forma de entender la vida y los distintos avatares que llevan a las personas a actuar de una manera u otra, surge a principios del siglo XIX, un movimiento artístico-literario que pasaría a conocerse en el mundo entero y más concretamente en Europa, como Romanticismo. Como ejemplo arquitectónico más que destacable y relacionado con este movimiento, aparece en mitad del bullicioso Madrid, un reducido oasis de paz y tranquilidad del que seguramente te quedarás prendado en el momento que accedas a él. Por si todavía no sabes de qué estoy hablando, te diré que se trata del Museo del Romanticismo de Madrid, más concretamente de su jardín, el cual se halla enclavado en el centro de la casa-museo a modo de patio interior y que se complementa con una pequeña cafetería en los bajos que permite llevarnos lo que hallamos pedido a las mesitas y sillas que por el lugar se esparcen a modo de “Chill Out”.


Camarero sirviendo un café a un ciudadano extranjero mientras se relaja en el entorno

Una especia de recreación de los sentimientos y temática propia del Romanticismo que aparecen fielmente reflejada en los aspectos observables del jardín, así como en el interior de la casa-museo que hace igualmente las delicias de todo aquel que paseando por la calle San Mateo, en pleno centro de Madrid, se halle con este recóndito lugar o aquellas otras personas, que habiendo planificado su visita, opten por acudir y poder apreciar un palacete que recrea la vida cotidiana y costumbres de la alta burguesía durante el Romanticismo, conociendo la sociedad durante ese periodo y los protagonistas más afamados e influyentes del movimiento tanto literario como cultural en España.

Perspectiva realizada en la parte principal del jardín hacia un conjunto con flores en pleno esplendor

Sentimientos y emociones frente a lo puramente racional o sensible a la mente humana, el Individualismo y culto al propio yo, la Imaginación, la Libertad, Rechazo del presente y la realidad, y la exaltación de la nación y todo lo que la rodea, son los ejes o temática entorno a los cuales gira este movimiento cultural, y de alguna manera, el jardín que aquí os traigo. José de Espronceda, Mariano José de Larra, Gustavo Adolfo Bécquer, José Zorrilla o Rosalía de Castro, son solo algunas de las personalidades más destacables e influyentes de entre finales del siglo XVIII y mitad del XIX dentro de este movimiento, llegando a quedar claramente bien identificados en la configuración y decoración de la casa-museo de la que hablamos, mediante multitud de retratos y objetos históricos que pertenecieron a estas figuras, pero también dejando una gran impronta en el jardín, pudiéndonos quedar a solas con nuestros pensamientos, escaparnos de la realidad y conseguir inspiración, aunque solo sea, claro, por tan solo unos pocos segundos. Si verdaderamente quieres atreverte a sentir lo que cientos de poetas y escritores románticos sentían cuando escribían, adéntrate en este rincón hedonista donde sus muros elevados, árboles y plantas de gran porte y colorido, y la fuente central rodeada de alargados bancos, aseguran el frescor y humedad, sobre todo en esos meses cálidos de Madrid donde no encuentras un refugio, al menos, como este.

Chica realizándose un "Selfie" hacia la fuente de la parte principal del jardín

Podrás disfrutar además de una gran carta de cafés, de otras partes del orbe y nacionales, para acompañarlos con alguno de los estupendos pasteles que igualmente la cafetería ya mencionada prepara con toda maestría. Además, la misma recrea el típico restaurante-café o mesón decimonónico de la época con aires de relajación que la música al mínimo y en modo “Chill Out” consigue y las conversaciones en un tono ínfimo que resultan igualmente hasta relajantes en comparación con lo que fuera del edificio te podrías encontrar. Si con todo esto no he logrado convencerte todavía, déjame que te diga que la entrada tanto al jardín, al café y a la tienda de regalos, es totalmente gratuita, siendo innecesario tener que comprar primeramente una entrada, que aunque te lo recomiendo para que así, de paso, visites el museo, es importante no obstante, destacar su gratuidad, sobre todo si no dispones de un carnet de estudiante o similar que te permita acceder libremente al conjunto del museo, teniendo que pagar de la otra manera 3€.

Café y azucarillos blancos y morenos ya tomados en el jardín


Bibliografía y anexos:

Gobierno de España. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. (2016). “Museo del Romanticismo”. 2016, en Gobierno de España. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte: http://www.mecd.gob.es/mromanticismo/inicio.html

TimeOut.es. Madrid. (2015). “11 jardines secretos de Madrid”. 2015, en TimeOut.es: http://www.timeout.es/madrid/es/que-hacer/11-jardines-secretos-de-madrid?platform=hootsuite

LÓPEZ, Martín (2012): “El café del jardín” romántico y malasañero”, en Madriddiferente.com: http://madriddiferente.com/bares/el-cafe-del-jardin-bar-del-museo-del-romanticismo/

Madridyyo.com. Lugares únicos. (2012). “Café del Jardín (Museo del Romanticismo)”, en Madridyyo.com: http://madridyyo.com/cafe-del-jardin-museo-del-romanticismo/

Cafedeljardin.com. (2016). “Café del Jardín”, en Cafedeljardin.com: https://cafedeljardin.com/


martes, 17 de mayo de 2016

Jardines del Parque de Berlín




Vista lateral de tres fragmentos del muro de Berlín traídos desde la capital

Jamás en la historia del mundo contemporánea un solo lugar fue capaz de contener tantos significados como tiene los jardines del Parque de Berlín, en Madrid. Símbolo de paz y unión, constituyen estos un punto de reflexión y concordia entre los hombres, y de la misma manera, una forma de reivindicación y protesta ante unas políticas y acciones autoritarias que no son aceptadas por un conjunto de la sociedad. Es lo que fue la caída del muro de Berlín, un acto de apertura hacia un sistema verdaderamente democrático y una manera de tender puentes entre civilizaciones.

Monolito con el nombre: "Parque de Berlín", acompañado con el dibujo de un oso, símbolo del escudo de Berlín

Los jardines se encuentran limitados por las calles Ramón y Cajal, Marcenado y San Ernesto y Doctor Marco Corera, colindante con Príncipe de Vergara, importante arteria de Madrid donde se sitúan el Auditorio Nacional de Música de Madrid. Inaugurado en el mes de noviembre de 1967, fue invitado a la apertura el entonces ministro de Asuntos Exteriores de la República Federal de Alemania, alcalde por aquel entonces también de Berlín, pero que terminó no asistiendo a tal evento. Un claro precedente este acto, sobre las incongruencias de un jardín que pretendía ser símbolo reconciliador y que desde el primer momento se presenta desunido y falto de colaboración por países y ciudades que claramente tenían que ver en este proyecto tan esperanzador. Haciendo referencia a la ciudad de Berlín, aparecen aquí distintas esculturas relacionadas con las obras, cultura y música del lugar. Figuras como la de Beethoven, un busto de Álvaro Iglesias, un oso sobre un pedestal representando la ciudad de Berlín y por supuesto, la estrella del lugar, tres fragmentos del antiguo muro de Berlín con las pintadas aún perceptibles, son solo algunos de los elementos que podrían hacernos sentir en la ciudad alemana por solo unos instantes.

Vecino de los jardines, paseando hacia la parte superior de los mismos

Monumento de las ciudades de Bonn y Madrid al músico Beethoven (1981)

La obra principal del recinto, como decimos, es la que hace referencia al Muro de Berlín mediante esos tres fragmentos con inscripciones y la placa conmemorativa que mediante la frase: “En memoria del derribo del muro de Berlín, parte de él queda aquí”, nos recuerda la importancia de un acontecimiento como este. Como dato curioso cabe destacar el momento en el que un empleado de limpieza municipal pretendió, sin lograrlo afortunadamente, limpiar las “guarrerías” o pintadas que aparecían en las paredes o fragmentos del muro, de tal manera que estuviesen limpios para el momento en el que se produjera la inauguración por el entonces alcalde José María Álvarez del Manzano.


Fragmentos del muro de Berlín con las pintadas aún visibles

Sea como sea, a través de este jardín se ha pretendido establecer los lazos de unión que tanto Madrid como Berlín han tenido a lo largo de la historia, con la que está hermanada en la actualidad, consiguiéndolo a través de esas referencias ya comentadas sobre la sociedad y cultura de la ciudad y completado mediante un conjunto de sendas botánicas que recorren el parque a través de distintos desniveles y en la que podemos disfrutar de diferentes especies autóctonas de España y Alemania, entre las que destacan: el Ailanto, Plátano de sombra, Granado, Lavanda y Romero, Taray, Olivo, Espirea, Secuoya, Pino piñonero, Ciprés de Monterrey, Ciruelo rojo, Mimosa, Mahonia, Liquidámbar, Cornejo, Abeto, Álamos, Magnolio, Sauce Llorón, Cedro de Atlas, Junípero, entre otros.

Familiares e invitados a una boda dejando constancia del día

Un paisaje estupendo y del que podemos hacer uso en el momento que nos parezca, ya que no dispone de horarios, ni mucho menos precios de acceso u otros controles que limiten la entrada al recinto. De hecho, es este uno de los pocos pulmones verdes de superficie extensa y diversidad temática, que concentra una serie de divertimentos a través del aprendizaje en contacto con la naturaleza y la historia que mediante los monumentos presentes se realiza. Unos jardines que sin duda atraen a cualquier viandante que por la zona pase y que desee tomarse un momento de respiro y relajación o para realizar cualquier otra actividad, como la toma de fotografías o similares, retratando instantes y paisajes que quedarán grabados en nuestra retina durante mucho tiempo.

Señora descansando en uno de los bancos situados al final de los jardines




Bibliografía y anexos:

Madrid.es. Patrimonio verde. Parques en Madrid. (2016). Parque de Berlín. 2016, de Madrid.es


Anexo I. Madrid.es. Patrimonio verde. Parques en Madrid. Área de gobierno de medio ambiente. (2016). Plano de Berlín. Plano. 2016, de Madrid.es


Guía Repsol. Turismo. Alemania en Madrid. (2015). El parque de Berlín y los trozos de su muro. 2015, de Guía Repsol

Jardines del Museo Reina Sofía



Vista principal de los Jardines interiores del Museo Sorolla
A tan solo dos pasos de cebra de nuestra anterior visita, nos encontramos frente al Museo Nacional Centro de Arte, Reina Sofía, un ejemplar edificio histórico, que pese a sus dimensiones y dificultades arquitectónicas y estructuras más modernas actuales, ha sabido adaptarse en el tiempo y remodelarse para dar cabida a toda una pinacoteca y una institución cultural a la que acceden cada día cientos de turistas, y más todavía, madrileños, en una excursión que promete empaparnos de las distintas corrientes artísticas y lienzos de personajes ilustres y reconocibles que han aportado su granito de arena al desarrollo cultural español.
Una de las dos fuentes situadas de forma simétrica y en cuyas inscripciones figura el nombre del rey Carlos III

Siendo originalmente el Hospital General de San Carlos, a finales de la pasada década de los ochenta, se decidió su reconversión total, a la par que añadir otro suplemento con nuevos edificios, para convertirse en uno de los mayores museos de arte contemporáneo de España. Cuando el edificio cumplía la función de Hospital, se situaban aquí siete patios diferenciados donde se fundían distintas ramas artísticas y arquitectónicas como el barroco italiano y la tradición escurialense. Sin embargo, y como decíamos, con el paso del tiempo, y las remodelaciones sufridas en su interior y anexos, hoy solo conserva un patio central, pero en el que todavía podemos encontrar algunas esculturas y restos de la arquitectura predominante en los tiempos de Carlos III.
"Aprendiendo de la vida". Ciudadana de origen extranjero aleccionando a un niño

Cuando el visitante se adentra en el museo, lo primero que observará son los largos corredores o pasillos que igualmente discurren a lo largo y alrededor de las plantas de todo el edificio. En estos, observamos cientos de ventanas y cristaleras que dejan ver de forma más que armoniosa, todo un conjunto ajardinado que promete hacer las delicias de aquellas personas que busquen un reducto de paz y sosiego justo en mitad del ajetreo, que de igual forma conlleva estar en uno de los sitios más bulliciosos de Madrid. Si por algo destaca este jardín, es sin lugar a dudas por esa paz que como decimos parece despertar a todo el que se atreve a pasar al mismo. Sí, como lo oyes, digo “se atreve a pasar”, porque además de estar poco señalizada la entrada a los jardines, poca gente se atreve a abrir una puerta que por lo general está siempre cerrada (por la corriente) y que suele ser vigilada por distinto personal de seguridad, que sentado en sus mesas, hacen la labor correspondiente.
Vista del jardín desde uno de los pasillos del Museo en la planta principal

Visitantes del Museo realizándose una "Autofoto" con una parte del jardín como telón de fondo
Sin embargo, cuando te atreves, te das cuenta que no pasa nada, y pasas, descubres un lugar, que en comparación con el edificio de arte contemporáneo, donde apenas hay personas, y que organizado de tal manera a partir de sendas y distintos bancos, nos induce al descanso y a relajarnos con el ruido del agua cayendo de unas fuentes neoclásicas (originarias y permanentes desde la construcción del edificio) en cuyas inscripciones figura el nombre del Rey Carlos III y su año de finalización. Además, y como no podía ser de otra manera al tratarse de un museo, aparecen aquí distintas figuras y esculturas, que como las de Alexander Calder, Joan Miró o Eduardo Chillida, nos permite seguir conociendo nuevas obras de arte, esta vez, al aire libre.
Turista leyendo la inscripción de una de las esculturas de Joan Miró en el jardín. (Pájaro Lunar)

Empezando a llover, esta señora observa con detenimiento la escultura: "Veleta", que gira con los distintos vientos
Esculturas como “Pájaro Lunar” de Joan Miró o la Veleta que se sitúa justo en la mitad del patio, son las dos únicas esculturas que en este sitio podremos encontrar, algo que sin duda alguna contrasta abultadamente con la riqueza y variedad que se halla en el interior de las instalaciones del citado Museo. No obstante, en el entorno de los jardines se respira una cierta esencia cultural y de aprendizaje, lo que te hace sentir en un lugar diferente y que verdaderamente vale la pena ser conocido. Es el conjunto de museo y jardín, lo que le confiere a sitios como estos, una de las posiciones como centro cultural preferido por los madrileños, un complemento ideal sobre todo para las tardes más calurosas de verano en Madrid, permitiéndonos tener un espacio donde refrescarnos a través de las plantas y el agua que aquí abundan, todo ello, acompañado de un ambiente intelectual y cultural más variado que nunca.
Marido fotografía a su mujer nada más acceder a los Jardines del Museo



Bibliografía y anexos:

Revista de Arte. Logopress. (2015). Jardines y terrazas del Museo Reina Sofía. 2015, de Revista de Arte


Esmadrid.com. Web oficial de turismo. Parques y jardines. (2016). Jardines del Museo Reina Sofía. 2016, de Esmadrid.com


Anexo I. Museo Reina Sofía. Plano web español. (2016). Plano de todas las plantas del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. 2016, de Museo Reina Sofía

Jardín Tropical de la Estación de Atocha



Vista del estanque de las tortugas desde las escaleras mecánicas de la antigua Estación de Atocha
Si algún día pasas por el centro de Madrid, no olvides acercarte a la Plaza del Emperador Carlos V, ya que aquí se encuentra uno de los exponentes arquitectónicos y ferroviarios más representativos de nuestro país: “La antigua Estación de Atocha”. Solo la grandiosidad de este edificio contrasta de manera más que sobrecogedora con el interior de la misma, que acoge desde el año 1992, uno de los jardines botánicos tropicales más grandes de Madrid. Sí, efectivamente, en su interior podemos hallar uno de los jardines con más especies de distintos lugares del orbe por metro cuadrado, 4.000 m2 exactamente. Unas dimensiones que, para la cantidad de vegetación presente, se hace casi imposible imaginar y mucho menos que se resguarden dentro de un edificio histórico como es el antiguo apeadero de la Estación de Atocha.

Estanque de tortugas en el Jardín Tropical de Atocha admirado por cientos de viajeros y curiosos


Al entrar y descender por varias de las escaleras mecánicas que hacen dirigirnos automáticamente a los andenes del tren de alta velocidad (AVE/Avant), logramos apreciar como la vegetación ha conseguido invadir un recinto, que aunque limitado por vayas y otras berreras, logra captar la atención de todo viajero o turista obsesionado con su cámara fotográfica. Se desarrollan aquí un total de 7.200 plantas originarias de países tan diversos y alejados como la India, Australia, América, Asia o China, lugares que disponen de una vegetación distinta a la nuestra y que por su climatología, necesitan de condiciones especiales en su cuidado y conservación que procure su prosperidad y una salud adecuada. De esta manera, y debido a las plantas tanto tropicales como subtropicales aquí presentes, se establece una temperatura que ronda los 22 o 24 grados, aportando una luminosidad prácticamente natural, gracias en gran medida, a los numerosos ventanales y vidrieras presentes en la estación y otras luces artificiales que simulan la radiación del sol.

Escaleras y rampas mecánicas que dan acceso a las estaciones de AVE/Avant y la salida de la mismas

Algunas de las plantas que podemos encontrar en este bello lugar, son las que tienen alguna relación con el aprovechamiento que el ser humano ha hecho de las mismas a lo largo de la historia. De esta manera, aparecen algunas como el árbol del pan, de la caoba, cocoteros, palmeras, plataneras, patas de elefante y otras de menor tamaño y que quizá podrían pasar un poco más desapercibidas como por ejemplo, costillas de Adán, plantas del café, del cacao, aves del paraíso, etc. No obstante, si hay una que destaca más sobre las demás por recibir a todo visitante que llega a la Estación, es el árbol del viajero, que situado justo encima del estanque que en un pasado sirvió para albergar plantas acuáticas, simboliza hoy la variedad y exotismo, en todos los sentidos, presentes en Atocha, a la vez que la diversidad y riqueza de la naturaleza, un claro ejemplo de lo que la naturaleza es capaz de prosperar en una ciudad llena de asfalto y donde la hierba apenas crece.
Profundidad del Jardín Tropical de Atocha, con plantas típicas de esas latitudes

Primera línea del Jardín Tropical abarrotado de viajeros


Sin embargo, y tristemente, si por algo se conoce a este jardín, quien lo conoce, claro, es por las tortugas que desde hace unos años sirven de divertimento a las personas que esperan su transporte o la llegada de algún familiar o ser querido. Sorprende ver la cantidad de “quelonios” presentes en el estanque que se sitúa en la cabecera del jardín, una cantidad de animales que se hacinan unos sobre otros en busca de la comida o algún resto de alimento que los viajeros arrojan. Digo tristemente, porque este no es un espacio habilitado y óptimo para depositar a estos animales, ya que además de existir una más que clara superpoblación de las mismas, la higiene del agua y la circulación en la misma, parece no estar presente, lo que convierte a aquel sitio, en un lugar hostil para los animales. De todas formas, y aunque parezca que no pasa nada, Adif, prohibió terminantemente depositar y/o abandonar cualquier animal en este recinto, ya que este no está preparado para albergar fauna, sino solamente la flora autóctona de otros países. Así, y pese a las malas condiciones que parecen sufrir los animales, lo cierto es que la admiración de la gente que por allí pasa, es más que destacable, siendo el centro de atención en todo momento, reuniendo a las llegadas y turistas de otras ciudades y sirviendo como primer modelo que fotografiar en una ciudad tan curiosa que es capaz de guardar un jardín con estanque en una estación de tren.

Niños tirando comida a los animales y encantados con ellos



Bibliografía y anexos:

El País. Madrid. Polémica en Madrid. (2015). El calvario de las tortugas del jardín tropical de Atocha. 2015, de El País


Esmadrid.com. Web oficial de turismo. Parques y jardines. (2016). Jardín tropical Estación de Atocha. 2016, de Esmadrid.es
Web: http://www.esmadrid.com/informacion-turistica/jardin-tropical-estacion-de-atocha